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UN UNIVERSO DE CADAVERES
Los seres humanos no existen, todos nosotros algún día moriremos, todos van a morir, hay mas muertos que vivos, el universo esta vacío de existencias y lleno de cadáveres. Es impresionante ver la cantidad de hombres que caminan en este momento y que algún día dejaran de hacerlo, yo moriré algún día, dejare la vida la vida me abandonara. La eternidad es un punto todavía ajeno a uno ya que todavía morimos, todavía vemos esa melancolía de que algún día desapareceremos y asistiremos al entierro de un ser querido que nunca jamas lo volveremos a ver; esas lagrimas que brotan de nuestra alma y nos educan mas que un Eclesiastés. Hay que amar en la vida lo que podamos, hasta nuestros enemigos, hay que otorgarle una oportunidad a la humanidad, de vivir en paz. Tal vez curarnos con la escritura y la música, de hablar o gritar cantatas de desesperación en las profundidades de la abstracción y revolotear en esta vida efímera y milagrosa. Para poder acceder al cielo hay que pasar por el infierno, empero, maldigo a todos los brutos y asesinos que jamás ellos vivirán, malditos locos psicópatas, todo aquél que haya asesinado o mandado asesinar no merece más que su rostro frente a un espejo, pues la existencia es una bendición y quien atenta a ella no merece más que el desprecio absoluto, pero "la humanidad es mas indulgente con un asesino que con un espíritu liberado de los actos"; El valle de cadáveres puebla este mundo agusanado. El cielo es oscuro, de entre las nubes un ciento de cuervos vuelan para llevarnos al reino de los muertos; algún día dejaremos esta tierra hermosa y florida en contornos sombríos y tristes. Si la muerte llega es por que necesitamos morir, es decir no nos soportamos mas y el cuervo llega para curarnos celestialmente... para llevarnos lejos.
HURACANES DE LA MUERTE
Yo soy una cometa que vuela cerca del cielo, para oler solamente el paraíso perdido, sentir la paz por vez primera en mi oscuro corazón, huir bajo la mirada de un niño agonizante y volar y volar por la densa niebla y el mar profundo de oraciones por la lluvia que anuncia la llegada de los huracanes de la muerte, que van a deshacer esa cometa que soy. Ese sueño de poder ser puro en este mundo antes de morir y conocer el paraíso, ¡Sí tan solo pudiese llegar a tocarte y sentir tu sabiduría! De tu forma tan graciosa de deshacer mundos, ¡Oh dioses vacíos, otorgadme la posibilidad de ser santo! Pero siempre me pierdo en los bosques, una y otra vez, una y otra vez, perdido en la nada, con la esperanza de encontrar el camino, el camino del abismo, en dudosas noches de la muerte, saboreando mi existencia en penumbras dolosas de amor ¿porqué, porqué, porqué me dejan solo? ¡No me dejen hundido en las oscuras manchas de muerte! Pues no soy lo suficientemente fuerte para enfrentar las hondas profundidades de la locura del cadáver y la carne. Esa monstruosa angustia de mutar en un pez con lepra y un jaguar eclipsado de la hipótesis mortal. Huracanes de la muerte pueblan este mar negro de humanos y santos; el mundo ha dejado ruinas de nuestras pieles en endoderma locura de haber nacido con la consciencia de la muerte primaveral, sólo el sobreviviente gozara de su nada.
SIN NOMBRE
¿Quién soy yo? Solamente una nada virtual, una parodia de ser un fracasado que no sabe leer ni escribir; soy un ser ordinario y simple en este mundo feliz. Nadie me acepta y a nadie acepto. La vida y la muerte no son nada, pero estás no son independientes una de la otra, son siamesas, por eso no importan ninguna de las dos. Sin nombre ni progenie soy un extranjero en un mundo de rebeldes y reaccionarios existencialistas y surrealistas y de toda esa broma que ha llevado la historia de la humanidad reseca, de esas propuestas de vencidos que buscan una característica "nueva" del vivir, por eso el mundo es simétrico de los buenos y de los malos, de los guillotinados y los que no guillotinan. Esa necesidad de no pertenecer ni a la nada, de ser apátrida del cosmos, ser un oscuro de la oscuridad, ¡Un maldito desconocido! Sin ninguna gracia ni talento, ser un olvidado, un sabio roto, una garrapata dolosa y mugrienta en este gueto maloliente y subterráneo. Ser un sirviente translúcido de la nada y la indiferencia de mis gatadas, muy asustadas. Un ser sin nombre es un ser sin bautizo, ni creencia alguna, mas que la de creer en la duda. Rechazado, traicionado, abandonado, en los parajes de la oscuridad, en la tumba de mí, de un yo marchito, de sentir que todo soy y de que las evidencias demuestran que soy la nada.
DE TRABAJO Y CINISMOS
Toda mi estúpida vida me la he pasado de parásito, en un cuarto sin vida, en la desolación y en el mal comer; harapiento y sucio con un cien por ciento de paz en mi corazón, pero un desquiciado por la abstracción mental. Ser la risotada de un payaso traumado, de ser un psicólogo sin proyectos ni títulos más que el de la muerte. Estar en las cumbres de la desilusión. Yo nunca he confiado en los hombres de progreso, ni en sus entusiasmos, ¡No hay nada más desesperante que un entusiasta! Esos que viven en el hacer-creer, de vivir en camuflajes terroríficos y macabros; los únicos hombres que valen la pena son los que hacen las cosas, pero sin creer en ellas. Es una maravilla ver gente, ver gente que no ha abierto ningún libro en su hermosa vida y tampoco ha salido de su tierra, ellos si que valen la pena, son los más lucidos, en verdad hubiera querido ser así, estar así, vivir de esa forma, pero ya es demasiado tarde, ahora estoy tan podrido como las iglesias y las instituciones de gobierno. Soy un enfermo, un muerto en vida, con la sola angustia de no tener trabajo ni dinero, de buscar un empleo en las encarnadas jaulas de acero entre la soledad pública, de ahogarse de lágrimas a media noche y vagabundear por los cielos de oscuridad, buscando algunas perras entre las calles de las ciudades del mundo, de buscar una migaja de pan en los botes de basura, ¡maldita sean los dueños de las tierras y las materias! Maldita sean esos que han contribuido a vivir en jaulas de interés espiritual, que humillante es buscar empleo en los planetas desolados, ser un factótum sin ninguna pizca de talento, ¡Pero jamas trabajare! Soportare cualquier humillación antes de trabajar para poder sobrevivir, para ganarme la vida, si es que se puede ganar, lo mejor es hacer nada, ¿para qué si voy a morir? La ayuda de mis padres para llevarme a la boca un alimento austero y no morir físicamente. Cómo no sé hacer nada, nadie me necesita, así que tengo la posibilidad de suicidarme y largarme, después de todo soy un ser ordinario y tímido, un pasota dislocado, un enfermo de la duda y un creyente de la muerte... a ratos, pero válgame Dios ¿para que seguir en este mundo de locos, hundidos en el delirio? El suicidio es una idea excelente, ¡Saber qué tenemos en nuestras manos la posibilidad de anularnos! Suicidándonos haríamos una afrenta a esos desgraciados que nos esclavizan y en mayor medida a los dioses, ¡Nos daríamos el fin! Sería el nirvana violento, así mis desgarros llegarían a la anhelada libertad, no a la libertad moral, sino a la libertad cosmogónica, a la quimera final.
EL ABISMO DE LA CIVILIZACIÓN
El recorrido humano ha llegado a su fin, las ultimas campanadas suenan, la hora de partir ha llegado, el fin de los tiempos lo tenemos en nuestras manos, no lo dejemos ir, ¡Terminemos de una buena vez con este teatro de vencidos! Las sociedades terminaran víctimas de su prosperidad y de su envejecimiento, las sociedades viejas sucumben ante las nuevas sociedades donde los jóvenes todavía son estúpidos como para comprender las decepciones que la vida encierra; por ello el mundo no ha caído. Seria enternecedor que las sociedades envejecieran al mismo tiempo, de que el desastre llegara a todas las naciones, económica, política y socialmente, que fuera un desastre global; en donde a todos nos llevara la muerte al nido de la nada, de pulverizar los monasterios de la ciencia y el deseo. Hoy no somos más que multitudes enfermas, disgregadas, ¡Somos la prehistoria desgraciada! Así, todas las generaciones han vivido a partir de creer que son las ultimas, de que con ellas todo terminara, de que son los elegidos para acabar, para mejor despedazar la historia. El progreso es un engaño monumental, es una tara de ciegos voluntarios a fuerzas, es la doctrina constitucional, es el alma mater de la humanidad, es el engaño la víspera de la eternidad humana. De quimera en quimera la humanidad va danzando en la historia, llena de artificios enlutados. Las veces en que uno se siente succionado por las grandes ciudades, cuando uno se pierde en la masa amorfa humana, ese sentimiento de convivir con cadáveres futuros, esa gran tristeza de quedar hundido en las calles de la desfascinación, desolado y aciago en el caos. El abismo de la civilización es nuestra propia ruina, nuestro engaño supremo extenuado en la creencia y la fe a los hombres y a la podredumbre, a la calamidad social.
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